Producto de la crisis y la evolución que las tecnologías imponen a las dinámicas diarias, la vida profesional está cambiando. Profesiones indispensables de antaño ya hoy no lo son tanto y otras antes subestimadas emergen con potencia.
Un ejemplo muy puntual es el diseñador de interiores, una profesión u oficio que hoy se posiciona como una especialidad demandada.
A pesar de que la crisis se generó precisamente por la burbuja inmobiliaria, con su consecuente caída en las ventas de inmuebles, el interiorismo, lejos de ir en picada, va en ascenso. Y es que aunque pocas personas que se aventuran a comprar una vivienda en estos tiempos, muchas dan periódicos cambios a las apariencias de las suyas, para lo cual necesitan de un interiorista.
Una profesión personal
Un aspecto positivo del interiorismo es que para formarse en él y llegar a dominarlo se requiere más de habilidades personales que de horas clase en un aula o de notas buenas en exámenes, al más puro estilo universitario.
Expertos de la profesión sostienen que se trata más de currículo que de título, lo cual quiere decir que un buen diseñador de interiores requiere más de talento personal, arte y experiencia, que de haberse recibido con mérito en algún curso oficial de “alcance”. Por tanto, podemos decir que ser trata más que nada de una profesión personal, cultivable solo a partir del buen gusto y ojo estético del practicante.
Importancia de un curso de interiorismo
A pesar de lo dicho anteriormente, un curso de interiorismo puede resultar muy útil para las personas con aptitudes para ejercerlo.
Muchas personas tienen la habilidad para en su mente rediseñar los espacios que frecuenta o descubre, redistribuyendo mobiliarios y variando la paleta de color. No obstante estas inquietudes, muestra de habilidades y una disposición natural para el interiorismo, pueden perfeccionarse con cursos que sedimenten todo ese torrente e inquietud natural de la persona y le den una forma organizada para que puedan manifestarse con mayor coherencia y precisión, traduciéndose en mejores diseños y decorados.
La variedad de cursos de decoración es amplia, pero son especialmente recomendados los cursos online por la comodidad y facilidad con la que pueden seguirse. Estos cursos varían su dificultad de básicos a especializados y enseñan a sus seguidores no sólo los distintos estilos de interiorismo y decoración que existen (rústico, loft, clásico, minimalista, zen, kitsch, etc.), sino que también les proveen las herramientas necesarias para poder llevarlos a cabo en cualquier interior según convenga o requiera el cliente.
Asimismo, muchos cursos de interiorismo, online entre ellos, son guiados por reconocidos profesionales del ramo, que guían y asesoran a los alumnos a lo largo del aprendizaje, retando su sentido de la estética, su creatividad y su visión espacial, de forma que estos “dones” o aptitudes se traduzcan en productos únicos y apasionantes, la mejor garantía para que nunca falte el curro.
Una aclaración necesaria
Expuestas las ventajas de tomar un curso de interiorismo y ratificada la importancia de este oficio en el mundo actual es válido hacer una aclaración, con la cual bien podríamos haber empezado el artículo; interiorismo o diseñador de interiores no es lo mismo que decorador. Decorar, sin ser reduccionistas y reconociendo todo el peso estético de esta labor, es sólo una pequeña parte del diseño de interiores.
Dicho de otra forma, el interiorismo contiene a la decoración. Un diseñador de interiores debe poder decorar pero un decorador no tiene un perfil completo para hacer las labores de aquel.
Puede decirse que el interiorista dispone el espacio y el ambiente para que el decorador coloque los elementos y accesorios en él, pero comoquiera que sea, lo cierto es que si quieres gozar de un oficio rentable y apasionante, con mercado en las dinámicas de hoy, y si tienes las aptitudes para ello, debes superar la decoración y decidirte a tomar un curso de interiorismo. Tu carrera profesional lo agradecerá.