En decoración el primer paso es elegir bien los colores de un espacio. Para ello primero escogemos un color que será la base de nuestra decoración, y partiendo de él, con la ayuda de la rueda de color (o círculo cromático) sabremos con qué colores asociarlo y darle personalidad.
Veamos a continuación como aprender a utilizar la rueda cromática y, sobre todo, veamos la forma más adecuada de combinar los colores en paredes, muebles y accesorios para crear espacios llenos de personalidad y elegancia.
Uso de la rueda de color
La rueda de color es principalmente una herramienta que usan los profesionales como pintores o interioristas para observar la interacción de los diferentes colores.
En la rueda primeramente encontramos los tres colores primarios: el rojo, el azul y el amarillo. Se les llama primarios ya que no se pueden obtener utilizando ningún otro color. Igualmente encontramos los tres colores secundarios, que son el violeta, el verde y el naranja, colores que se obtienen mezclando dos de los colores primarios.
La rueda de color también cuenta con seis colores terciarios, también llamados intermediarios. Éstos son el resultado de la mezcla de colores primarios con colores secundarios. Estos colores son importantes en la decoración, ya que permiten crear muchas armonías.
Elegir un solo color
Una decoración monocromática utiliza un solo color que puede dividirse en diferentes tonalidades. Por ejemplo un color como el azul podría utilizarse en una misma estancia en diferentes tonalidades, yendo desde el azul más oscuro hasta el más claro.
Muy clásica, la decoración monocromática es de lo más elegante. Lo ideal es utilizar un tono muy claro para las paredes, y detalles más oscuros en accesorios. El principal problema con esta decoración es que nos cansemos de ver siempre el mismo color.
Combinar el color con tonos cercanos
La idea de esta decoración es utilizar dos o tres colores cercanos de la rueda de colores, como el morado, el azul y el verde. Su cercanía implica una cierta armonía.
En la práctica por lo general se selecciona un tono dominante. Por ejemplo el azul puede ser el color elegido para las paredes, mientras que el violeta o el verde se utilizarán en cuadros, cortinas, stickers, etc.
Combinar el color con tonos que contrasten
Si quieres crear un espacio más dinámico, tendrás que elegir colores que contrasten. O lo que es lo mismo, utilizar colores complementarios. Se trata de elegir dos colores opuestos en la rueda de color. Por ejemplo, el amarillo y el azul o el rojo y el verde. Estas asociaciones crean un toque lleno de carácter.
Combinar estos con muebles de tonos neutros como madera o el metal oscuro puede ser una buena elección. Igualmente sería aconsejable colocar pinceladas de un color cercano a éstos para restarles fuerza.
Contrastar con tonos neutros
El contraste también puede hacerse con colores neutros como el beige, el blanco o el gris. Estos tonos son esenciales para la decoración ya que combinan con todos los matices. Éstos suavizan las mezclas demasiado fuertes y aportan elegancia.
A continuación veremos algunos ejemplos de combinaciones acertadas:
Colores acorde al espacio
Por último recomendaros tener en cuenta el espacio que vais a decorar a la hora de elegir los colores. Los colores fríos como el azul, el violeta o el verde con buenos para espacios dedicados al descanso, mientras que los colores vivos como el rojo, el naranja o el amarillo transmiten una sensación de calidez ideal para espacios en los que compartimos momentos como el salón o la cocina.