El suelo radiante está siendo una de las opciones más solicitadas en los últimos años para crear un sistema de calefacción diferente al que habitualmente se encuentra en las viviendas. Estos sistemas lo que consiguen es que el suelo se convierta en una fuente de calor con el fin de que, vayas donde vayas dentro de tu hogar, sientas la calidad del mismo. Los suelos radiantes cuentan con muchos beneficios, y en este artículo te los queremos dar, además de darte algún que otro consejo para que disfrutes plenamente de él.
El suelo radiante es un sistema muy moderno que te ayuda a canalizar, por medio de una serie de tuberías que se instalan por debajo del suelo de tu vivienda, el calor, para que puedas disfrutar de una temperatura apetecible en cualquier parte de tu hogar. Lo que más gusta a las personas que lo instalan, es que es mucho más discreto que otros sistemas de calefacción, prácticamente porque no hay ningún aparato a la vista, como también porque se trata de un método en el que no hay un foco de calor, como podría ocurrir con un climatizador, que en el lugar en el que se encuentra es donde se produce dicho calor, sino que el ambiente está por completo a una buena temperatura, gracias a que consigue distribuir por debajo del suelo el calor.
Una de las ventajas que todas las personas con las que hemos hablado señalan del suelo radiante es que es muy silencioso. Cuando compramos un sistema de calefacción convencional, es posible que nos encontremos instalando un aparato que, cuando se enciende emite un sonido constante, sin embargo, con los suelos radiantes esto no ocurrirá, ya que no notas que se está emitiendo el calor. Por otro lado, dicho calor irradia de abajo hacia arriba, siendo el movimiento natural de este elemento, por lo que sentirás que se está caliente desde los pies hasta la cabeza, ayudando a sentirte mucho mejor.
Por otro lado, para su instalación se debe de realizar una pequeña obra en casa, puesto que se necesita levantar al completo el suelo de la vivienda, momento perfecto para cambiar el tipo de material utilizado. En el caso de los suelos radiantes, uno de los materiales que no debes utilizar, es la madera, ya que, como puedes imaginar, estos suelos, cuando se llevan un tiempo expuestos a una fuente de calor continua, pueden llegar a deformarse siendo por lo tanto no recomendados por los especialistas. Los mejores materiales que puedes instalar para transmitir el calor de este sistema son los vinílicos, los realizados en porcelana, como también los de cerámica, siendo un momento perfecto para cambiarlos por otro con un diseño que más te guste.
Según los profesionales, estos suelos van a tener un menor consumo, a pesar de que puedas pensar que es todo lo contrario. Se trata de un método muy limpio y ecológico, que con muy poca energía se consigue mantener todo el ambiente a una temperatura ideal. Por otro lado, al no ser un aire que se va expulsando caliente de un aparato electrodoméstico, el ambiente no llega a resecarse, algo muy habitual con otros sistemas de calefacción que podemos adquirir en cualquier supermercado. Por este motivo, si tienes problemas respiratorios o te molesta el aire reseco que producen estos dispositivos, al instalar un suelo radiante te vas a olvidar de estos problemas.
Existen a día de hoy dos modelos de suelos radiantes, el eléctrico y el que funciona por medio de agua caliente. Uno de los más aconsejables es el que funciona por electricidad, simplemente porque cuenta con un sistema avanzado que no necesitará un mantenimiento, y que, si se estropea, tan solo se deberá de levantar el suelo en la parte donde se encuentra el control general de todo el sistema.