A principios de semana os hablé de la influencia de los colores sobre nuestros estados de ánimo al usarlos en las habitaciones. Pues hoy quiero seguir en esa línea porque se me quedaron muchos colores en el tintero y pienso que os será de gran ayuda que os hable de más colores y de los estímulos que provocan.
El rosa simboliza la dulzura y la armonía. Este color permite endulzar el carácter y rebajar la agresividad. Si eres una persona ansiosa o padeces temporadas de mucho estrés, el rosa es el color que necesitas para tu habitación. Éste apaciguará tus sentimientos y te aportará serenidad.
El rosa favorece la amabilidad, el cariño, el amor y la protección, estimulando incluso la sensibilidad. Al contrario que el rojo que es un color más pasional, el rosa es más sentimental, incitando más al amor en lugar de a la pasión.
El azul es el símbolo del amor fiel y de la pureza. Este color favorece el sueño gracias a la estimulación que provoca de la melatonina. Como vemos, es un color ideal si padeces problemas para conciliar el sueño. Te ayudará a encontrar descanso y paz.
El azul favorece la amabilidad, la paciencia y la serenidad, por eso es un color muy usado en ambientes que invitan al reposo. De todas maneras cuidado con excederse con este color porque una sobreexposición puede causar depresión y agotamiento.
El gris es el símbolo de la salud y del éxito. Es un color clásico que puede ayudarte a regenerar tu cuerpo. Este color está asociado a la independencia, al autocontrol y a la autosuficiencia. Como vemos es un color que influye mucho en las influencias externas, minimizándolas.
No es un color adecuado para personas de carácter débil pues es un color que incita a la reflexión interna y tiende a generar pensamientos negativos. Pero si eres una persona fuerte que aprendes de la autocrítica este color puede ayudarte a crecer interiormente.
El color blanco simboliza pureza, fe y paz. En las culturas orientales este color simboliza la otra vida. El blanco es un color protector que ayuda a aliviar síntomas de desesperación y de opresión. Sus efectos son positivos y puros, ayudándote a alejar de tu mente malos pensamientos.
Pero un exceso de blanco sin el toque de otros colores que den vida a la habitación aumentará la sensación de soledad y de tristeza. Demasiado blanco nos hará sentir desamparados y aislados.