El jardín es una prolongación de nuestra casa, por lo que tenemos que conseguir que este espacio privilegiado de descanso se convierta también en un lugar confortable en el que reine la paz. La armonía debe reinar entre estos dos mundos, igual que los caminos que los relacionan entre ellos. Para lograrlo, el Feng Shui nos incita a respetar en la medida de lo posible la naturaleza y sus movimientos.
Las alamedas y/o caminos que llevan hacia la puerta de entrada de la casa tendrán que estar libres. En caso de grandes alamedas rectilíneas, dejaremos que algunas plantas se desborden con el fin de disminuir el movimiento del Chi. Pero en cualquier caso, mantendremos las sendas limpias y sin obstáculos con el fin de no desviar el flujo natural del Chi.
El jardín Feng Shui ideal se caracteriza por una gran cantidad de especies de flores, de árboles y de arbustos saludables, abiertos y cuidadosamente cortados con el fin de mantener el equilibrio entre los diferentes elementos del jardín. Fuentes, estanques o incluso pequeños arroyos (situados en el sector de la fortuna), aportarán un pequeño toque estético y un efecto relajante muy valorado.
Esforzaros en mantener en la medida de lo posible el equilibrio Yin / Yang combinando por ejemplo un follaje cuidado con peñascos, diversificando formas, colores y texturas de los vegetales, etc. Aunque también es importante reservar un espacio en el que la naturaleza pueda abrirse según sus propias necesidades. Piensa en objetos metálicos, en vasijas de tierra, etc. Y varía los materiales con el fin de equilibrar los Cinco Elementos.
En cuanto al mobiliario, éste debe responder a tus necesidades: mesas, sillas, hamacas, sombrillas, etc. Todos ellos sería preferible que tuvieran formas redondeadas y que fueran de materiales naturales como la madera.
La iluminación también tiene mucha importancia. De una forma suave y sutil, ésta participa en la atmósfera del jardín. Con ella podremos compartir y disfrutar las noches de verano en pareja o entre amigos, contribuyendo a la sensación de intimidad. Las velas y los farolillos sobre la mesa son excelentes, al igual que las luces suspendidas, los puntos luminosos disimulados detrás de un peñasco o un matorral, etc.