Hoy vamos a ver una muestra más de como cuatro pinceladas decorativas pueden cambiarle la cara a cualquier ambiente. Esos pequeños toques se le han dado esta vez a un restaurante, y el resultado es un negocio que parece diferente, consiguiendo un espacio elegante, cálido y fresco.
El cambio tan espectacular se ha conseguido gracias a pequeños cambios que juntos crean un gran todo. El primero de ellos es eliminar el color frambuesa de las paredes que restaba mucha luz al local y cambiándolo por un tono gris que con las losetas que imitan la piedra hasta mitad pared crean una excelente combinación.
Otro aspecto de gran relevancia y que ha contribuido enormemente en el resultado ha sido la iluminación. Las pantallas de la barra se han sustituido por otras de lino de color crudo. Para los apliques de la pared también se ha optado por piezas rectangulares del mismo tono. Además, una lámpara colgada del techo en la entrada y tres a distintas alturas (dos en crudo y una en gris) en un rincón, completan la iluminación general.
Para conseguir esa sensación de intimidad que a todos nos gusta cuando vamos con alguien especial se ha colocado en cada mesa una lámpara de sobremesa también con pantalla gris.
El mueble de la entrada estaba ubicado en otro lugar y al ponerlo en la entrada con una lámpara de piedra y algunos detalles como aceiteras, saleros, pimenteros, botes de cristal de estilo provenzal, algunas botellas de vino, etc. y eliminar el vinilo de la puerta, los comensales notan el bienestar del ambiente ya desde la entrada.
En la fachada se ha quitado el luminoso y se ha colocado un toldo de rayas negras y blancas utilizando el rojo en el logo. Ésta es la nueva imagen corporativa elegida para el restaurante. Se ha confeccionado a medida una vitrina con luz para ubicar la carta en la entrada del restaurante, así como una nueva presentación de la misma más lúdica y sencilla. Un foco en la pared da luz a una placa realizada en metacrilato.
En el lobby se ha colocado una fila de geranios de color rojo, un macetero de piedra pintado de blanco y dos ficus en la fachada. Todos estos detalles aportan frescura al exterior.
Gracias a estas innovaciones el local tiene mucha más apertura y mayor presencia hacia el exterior, además de mayor intimidad, calidez y bienestar en el interior.
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